jueves, 25 de noviembre de 2021

FLORACIÓN

De todas las ceremonias que ha dejado la historia de la humanidad, las dos más trascendentes no las inventó el hombre: la germinación y la floración.  Las impuso la vida. Y la humanidad toda sucumbe entre el asombro, la emoción y la expectativa. Luego se disparan todos los deseos imaginados, aún los imposibles.

Una flor no es una flor. Es un discurso interior que se inicia en la mirada, recorre el cuerpo de quien mira, se instala en la cabeza de quien observa y provoca estremecimientos de diferente intensidad. Algunos de alegrías, otros de intenciones y muchos otros de futuros posibles, con sus dudas y certezas incluidas.

Nadie queda ausente de la presencia de una flor. Nadie puede abstraerse. Nadie puede pasar de largo, seguir el camino negando su presencia. Pero no es la flor y sus formas diversas y coloridas provocadas por la materia, la naturaleza y la ebullición biológica. Todo sucede en el interior de quien la mira. Todo se agudiza por quien observa. Todo se convierte al fin, en una ceremonia sin boato de enorme impacto hacia el interior del que se expone sin miedo ante esa floración. 

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Imagen El Jinete imaginario

jueves, 11 de noviembre de 2021

PEQUEÑO BOSQUE INTERIOR.

Tengo un pequeño bosque interior que va del verde al ocre con escala en el amarillo intenso. Tiene raíces abigarradas en cuenco de cristal. Y unos filamentos abundantes, flexibles, de color dorado algunos y marrón oscuro otros. Son los troncos, el cuerpo firme de este bosque que se sostiene con gracia de danzarín. 

En algún momento que desconozco, unas semillas que llegaron sin identidad ni marca de origen, se instalaron en este mundo interior. La humedad en un tiesto escaso de tierra, dio lugar a las batallas silenciosas que caracterizan a todo momento germinal. 

Germinando debería ser la palabra que define a este bosque. En gerundio, para definir la acción constante de lanzar pequeños filamentos con un ovillo verde en el extremo. Poco a poco el ovillo desarma su enredo y se expande hacia arriba. Busca en forma desesperada, el sol que llega hasta la ventana. Luego todos se incorporan al pequeño bosque. 

Cada día ofrece novedades. Todo el tiempo hay algún detalle para destacar. Pero solo lo pueden ver aquellas almas curiosas, que tienen espacio para la observación, y están dispuestas a seguir el sutil ritmo de vida y crecimiento que muestran estas hojas unidas entre sí por peciolos casi transparentes. 

Dicen que su nombre es “Adiantum capillus-veneris”. Algo que suena como un exabrupto al que nos tienen acostumbrados los científicos botánicos cuando no se pueden escapar de sus tribulaciones normativas. 

Pero en este lugar, bajo la ventana, ésta especie de helecho pequeño, grácil, amable y generoso se llama “Pequeño Bosque Interior”. 

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Imagen El Jinete imaginario

martes, 9 de noviembre de 2021

LA SILENCIOSA BATALLA ENTRE EL INVIERNO Y LA PRIMAVERA

Las horas del invierno dan sus últimas batallas del año. Se resisten rabiosamente a dejar el escenario y pelean palmo a palmo cada centímetro del centro del día y la periferia de la noche. 

La primavera aún es tímida en los primeros momentos de su tiempo. El día de su nacimiento anual no se animó a la presentación. Y el invierno invadió las horas de la mañana y la noche del pasado 21 de septiembre. 

Esta primavera meridional ha sido tìmida en el combate. Y el invierno ha redoblado la apuesta al día siguiente, largando un aguacero de enjundia para mantener la temperatura bajo mínimos y el cielo gris plomizo como si su presencia estuviera asegurada hasta la eternidad.

Pero las flores no se han amilanado. Las plantas han puesto sus mejores brotes a disposición. Por la tarde del día 23 de septiembre, el sol ha puesto el combate donde debe estar. 

Las nubes y la llovizna se han marcado en retirada. Las flores han recuperado brillo y se han puesto en el centro de un cetro todavìa armado de ocres, amarillos y hojas secas. 

Mañana volverá a amanecer. Y es de esperar que la primavera pierda su rigidez y se lance por las horas de la mañana con velocidad suficiente para llegar con mayor alegría hacia la noche.

Solo es cuestión de esperar. Y confiar en la fuerza de las plantas y las flores. 

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sábado, 6 de noviembre de 2021

MARRONES, OCRES Y AMARILLOS

El verde se ha perdido en el fondo del camino que lleva al invierno más profundo. Algunos restos ralean a un costado de las líneas marrones, ocres y amarillas que dominan el instante. 


Encontrar un sendero que ofrezca una perspectiva de horizonte en la distancia, es hoy casi una quimera. Pero los ojos bien abiertos y la  voluntad cargada de trabajo, a veces amplían el paisaje que se extiende más allá de donde alcanzamos con la vista.

Ver, no es un atributo de la gente, no es una condición insoslayable. Es una actitud firme y sustantiva de aquellos dispuestos a encontrar pájaros donde hubo nidos.

Ver, en el sentido más agudo de la mirada, es construir nidos para que nazcan pájaros, a fabricar cielos para que haya nubes, a descubrir vientos para que haya vuelos.   

Porque al fin de cuentas, ver - en el sentido más profundo de la mirada -  es como volar sin alas, es descubrir el verde en el invierno más profundo.
 

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Imagen El Jinete imaginario

jueves, 4 de noviembre de 2021

COLORES DE INVIERNO

El invierno y sus rigores ponen su marca en estos días.

Una suave llovizna cubre de brillo el empedrado.
La noche marca el silencio y la soledad indica el carácter de las calles en esas horas. 

Todo huele a nostalgia en el viejo barrio de Buenos Aires.
Se entiende y se acepta el sonido de la melancolía.
Todo el ambiente es una ceremonia de silencio, cruzado por las luces que apenas alcanzan a iluminar. 

Esquina de las calles México y Defensa en el viejo barrio de San Telmo en  la ciudad de Buenos Aires.
 

  

Imagen El Jinete imaginario

martes, 2 de noviembre de 2021

LA VIDA EN BLUE

Espacios azules que emergen de los huecos más profundos del  gris urbano que tiñe las calles de Buenos Aires.

Brillos y reflejos que van desde la ceguera del mediodía de un otoño cálido, hasta las luciérnagas que se presentan en las últimas horas de la tarde.

La arquitectura en la zona de Catalina norte, en el barrio de Retiro de la Ciudad de Buenos Aires, tiene la particularidad de reflejar las luces y los colores del día. Incluso hasta los humores de la gente que circula por ahí, siempre atareada en demasía por las cuestiones financieras y los grandes negocios.

Por la noche, esta zona de la ciudad queda en silencio profundo. Pero los edificios y sus estructuras vidriadas, agudizan los contrastes, profundizan  los pequeños focos de luz que queda en algún ventanal o en el pie de estas moles que tanta personalidad le imprimen a la ciudad.

Pero el momento más dulce y enigmático es el atardecer. Todo se cubre de una suerte de nostalgia y una pátina color cobalto, con variaciones de azules y celestes brillantes, cubre el horizonte del espectador.


Imagen: el jinete imaginario

martes, 6 de abril de 2021

ESCALERA DE TRÉBOLES

Si fuera un juego de naipes, sería la partida ideal y señal de que la suerte no solo está echada, sino que además juega a  nuestro favor. 

Esparcidos sobre la mesa de cristal, parecen un momento de relajación de los querubines en la corte y trono de un Dios que no podemos identificar. 
















Tal vez sean los ayudantes del serafín que administra las bondades del arte que ese supuesto gran Dios despliega de tanto en tanto por aquí. 

Aunque al final todos sabemos que no son más que unos tréboles que nos mueven a la imaginación e impregnan de un fuerte verde todo el panorama. 

Vistos desde ciertos ángulos, parecen pequeñas mariposas en situación de descanso. O tal vez en una reunión intimista. 
















Sobre el vidrio el verde parece más intenso. Y las líneas negras centrales de las hojas, son como un festón que dibuja y describe la identidad de cada uno. 

Los reflejos de obras de autores pasados, reafirmados en la consideración, hacen de coro esta vez a estas pequeñas hojas que cargan tanto significado ancestral alrededor de la buena suerte y mejores augurios. 
















Los tréboles, al final, no serán más que unas hermosas hojas que cargan una naturaleza generosa y potente. Pero a nosotros nos gusta pensar que también son mensajeros de otras buenaventuras y mejores agüeros.